Ourense es la ciudad del agua y un verdadero tesoro arquitectónico y monumental gracias a 2.000 años de historia donde confluyen un pasado romano, medieval, renacentista, barroco y modernista. El Miño ya no trae oro hoy día, pero sí unas valiosas aguas termales repartidas por toda la ciudad. Cómoda, tranquila y con variedad de actividades para no aburrirse durante una estancia en un hotel en Ourense, el destino es ideal para viajes en familia o con amigos.

Si de aguas termales se trata, As Burgas es un punto de encuentro con la historia de la ciudad y un espacio emblemático ligado a sus orígenes.

De esta fuente, situada en el corazón del centro histórico de Ourense, no solo emanan manantiales mineromedicinales de origen romano; sino también muchas leyendas. Dicen que quien toca el agua termal de As Burgas terminará celebrando aquí su boda. Otras historias hablan de misteriosos susurros de sus ninfas moradoras (a quienes se atribuían las propiedades terapéuticas).

Y es que estas aguas a más de 60º de temperatura, son conocidas por sus usos terapéuticos, casi milagrosos. Por ello, y por su antigüedad, As Burgas es un lugar que todo viajero debe visitar antes de marcharse.

El trazado actual es el resultado de continuas reformas que hoy permiten disfrutar de este espacio en su plenitud: una experiencia termal única que sorprenderá a quienes se encuentren en Ourense.

Ourense cuenta con otras termas y balnearios como las de O Tinteiro, Outariz o A Chavasqueira.

El Puente Romano, el Santo Cristo, As Burgas, la Praza Maior o la Catedral, entre otros, son los principales puntos de interésde Ourense y símbolos de la ciudad.

Adentrarse en el corazón de Ourense es un verdadero desafío a la orientación para quien se anima a recorrer sus estrechas calles de piedra. Un truco infalible para no perderse y, además, disfrutar de todo el encanto de este viaje en el tiempo, es recorrerlas saltando de plaza en plaza.

Un paseo por la ciudad llevará a quienes se alojen en el Barceló Ourense a descubrir los rincones más históricos y sorprendentes: la Praza Maior, una original plaza inclinada y el centro de la ciudad antigua; la Catedral, un templo con aires de fortaleza; la Capilla del Santo Cristo, del que dicen que le crece el pelo; o la Praza do Ferro, que constituye una de las estampas más típicas.

A los caminos entre plaza y plaza se unen los cruces de puente a puente. Testigos del paso del tiempo, los ocho puentes sobre el río Miño son un elemento imprescindible de este destino. Su Ponte Vella o Maior (Puente Viejo o Puente Mayor) pertenece a tiempos de los romanos y fue todo un hito histórico. De hecho, el primer paso sobre el Miño continúa siendo hoy día un emblema de Ourense